jueves, 22 de marzo de 2018

24-DE BOLIVIA A PERÚ


Escrito en Cuzco, Perú, el 22 Marzo de 2018

En La Paz tuvimos oportunidad de ver lucha libre en la calle.
En Copacabana (Bolivia, a orillas del lago Titicaca) llevamos la furgoneta a bendecir. Todos los domingos acuden automovilistas bolivianos y peruanos a la bendición de "movilidades". Es un espectáculo, se adornan los coches con flores antes de que acuda el cura con el guisopo. La mujer de la foto es la que se encargó de engalanar a la "Hippie"
Este es el sacerdote bendiciendo la furgo. Por cierto, la Copacabana de Bolivia es la primera, la de Brasil tomó su nombre de la villa Boliviana.
Viajamos en nuestra furgoneta/caravana. Dormimos en ella. Por Bolivia y Perú prácticamente no existen los campings, entonces algunos de vosotros os preguntareis dónde dormimos. Os explico.
1-En el campo. Esto lo hacemos cuando transitamos por zonas remotas o deshabitadas. En ocasiones nos apartamos de la carretera y buscamos un lugar discreto. Gratis, por supuesto.
2-A veces en los parkings de los lugares turísticos como museos o sitios arqueológicos. Los guardianes no suelen poner pegas y además aportan seguridad. A veces hay que pagar algo o dar propina.
3-En gasolineras. Lugares poco apetecibles, pero duermes seguro. A veces hay que pagar algo o dar propina.
4-En la plaza del pueblo, el campo de fútbol de la aldea, al lado de una comisaría de policía, junto al parque de bomberos o en un descampado. Gratis
5-En el parking de algún hostal o de algún restaurante. A veces hay que pagar algo o dar propina.
6-Algunas veces en camping, en los pocos que se encuentran. Muy baratos, de promedio pagamos unos 3 € por persona y día y otros tantos por el vehículo.
7-Otras veces nos vamos a un hotel. En Bolivia y Perú estamos pagando unos 15€ por una habitación doble.
Por supuesto, hay días que acertamos plenamente, por ejemplo cuando acampamos en el desierto de Atacama, en un lugar con vistas espectaculares, sin nadie en kilómetros a la redonda, tranquilidad absoluta. Otras veces pasamos la noche en lugares detestables, como en Puno, donde nos metimos en el parking de un hotel; era un vertedero de escombros, rodeado de muros de chapa y con unos perros que daban la tabarra a base de bien.

Las comidas las hacemos así:
1-Desayuno en la furgoneta. Ale se calienta un café con pan, queso, fruta y galletas saladas. Yo, leche con galletas.
2-Almuerzo en un chiringuito tomando un sándwich o empanadilla o algo ligero.
3-Cena en restaurante.
Presupuesto diario para comidas: 20€ los dos.
Pisac, Perú. Las terrazas que construyeron los incas para practicar la agricultura en las laderas de las montañas son espectaculares.
Avería: Una rótula de dirección ha cogido holgura. Intentaremos acabar el viaje y traer la pieza de España cuando volvamos en Enero de 2019. Aquí no se encuentran repuestos de este tipo de furgonetas.

sábado, 3 de marzo de 2018

23-SELVA

En Bolivia tuvimos ocasión de visitar la selva, técnicamente hablando es “bosque húmedo montañoso”. Estamos hablando del Parque Nacional Amboró, situado al Este del país, justo donde acaban los Andes y comienza la llanura inmensa que llega hasta Brasil.
Para llegar al campamento tuvimos que atravesar varios ríos que nos tuvieron con el alma en vilo porque llevaban mucha agua y tenían barro. Pero antes de llegar nos topamos con otro que no podríamos pasar ni de broma, era para todoterrenos.
Tanteando la profundidad del río y quitando piedras. Al final decidimos no cruzarlo con la "Hippie"
Tuvimos que caminar 6 kms con mochilas al hombro a pleno sol. Una vez en el campamento, Edilberto, nuestro guía, nos llevó a unas pozas donde nos bañamos, después el columpio de la liana, como en las películas de Tarzán. En realidad no nos columpiamos; estamos muy mayorcitos como para esas cosas. Ya de noche, fueguecito, carne a la brasa y a la “cama”. Noche toledana en tienda de campaña sin colchoneta, esperando con ansia el amanecer.

Preparando un "colchón" para poner la tienda de campaña encima. No sirvió de nada, el suelo seguía duro como una piedra.
Tras el desayuno iniciamos una caminata de dos horas al interior de la selva. Edilberto, machete en mano, iba desbrozando las ramas que se empeñaban en cerrar los senderos. Llegamos a una cascada a cuyo pié había una gran poza. Bañito estupendo con los pies encogidos por si nos atacaba una boa constrictor (es broma). Otras dos horas andando y regresamos al campamento. Almuerzo con pan y queso y otra vez 6 kms cargados con las mochilas, esta vez casi vacías, bajo un sol de justicia hasta el gran río donde dejamos aparcada la furgoneta.
Experiencia inolvidable. La acampada en mitad de la foresta, los paseos por la selva, las explicaciones sumamente interesantes del guía, el ejercicio físico y el lujo de estar completamente solos, son las cosas que han hecho de esta excursión uno de los mejores momentos, si no el mejor, de lo que llevamos de viaje.
Desde aquí nuestro agradecimiento a Edilberto por las cosas que nos ha contado, no sólo de la selva, sino de la vida misma.

En el centro, Edilberto, nuestro guía.

Andando sobre un tronco caído.

En Cochabamba estuvimos en casa de Virginia, la madre de Charo, la mujer de Quique, el de Madarcos. En realidad estuvimos en el piso de Charo, pero Virginia nos trató a cuerpo de rey. Muchas gracias por todo.