jueves, 13 de abril de 2017

14-ANDES ARGENTINOS

Tres vehículos con matrícula española en los Andes. Al norte de Bariloche hemos coincidido con dos familias de sevillanos. Con Ingrid, Andrés y sus hijas Nora, Cloé y Elsa hemos pasado veladas estupendas. Ellos suelen pasar las noches en casas de familias locales con las que contactan previamente. Nosotros hemos sido "invitados de los invitados" en varias ocasiones. En el Lago Espejo nos juntamos también con Nati, Javi y sus hijos Carla y Alejandro. Pasamos una tarde/noche inolvidable disfrutando del asado y del fuego que hicimos a orillas del lago. Los podéis ver aquí:  elvuelodeapis.org  y en autocaravanaenfamilia.com respectivamente.
Bariloche, Argentina. Llegamos por la tarde y encontramos un lugar para pasar la noche en nuestra furgoneta, se trataba de una playa en la misma ciudad. San Carlos de Bariloche está a orillas del Lago Nahuel Huapi, en Los Andes. A unos metros de la playa había un kiosco de venta de golosinas y unos baños muy básicos pero limpios. Alegría se acercó a inspeccionar y en ese momento apareció un señor.
-“Buenas tardes ¿Sabe usted si se puede acampar aquí?” - Le preguntó Alegría.
-“Si, no hay ningún problema, aquí se quedan muchos turistas a pasar la noche” respondió el hombre con cara de simpatía.
-“¿Se pueden utilizar los baños?”
-“Por supuesto; estarán abiertos toda la noche”
-“Hay que pagar algo?-
-”No, nada.”
Pusimos la “Hippie” en modo acampada y tras vernos una película en el ordenador nos acostamos. Pasamos una noche tranquila.
Por la mañana fui al lavabo a asearme. Al salir me encontré al paisano.
-“Buenos días. Gracias por cuidar de este lugar y por mantener los servicios limpios”- Le dije.
-“No hay de qué” me respondió.
El señor llevaba ropa humilde y tenía un semblante de esos que te inspiran confianza y te indican que se trata de una buena persona. Volví a la furgo a terminar de arreglarme.
-“¿Qué te parece se le damos una propinilla?” Le pregunté a Ale.
-“Me parece estupendo”
Me acerqué al kiosco y le dí algo de dinero.
-“No, no, por favor”
-“Si, se lo ruego, acepte esto. Se lo merece por lo bien que cuida de esto”
Al final aceptó. Yo ya me volvía a la furgoneta cuando oí que me llamaba. Tenía una bolsa de plástico en la mano.
-“Tengan. Esto es para que almuercen durante el viaje. Están recién hechos”
Nos estaba regalando seis bollitos, de esos que él vendía en el kiosco.
Me quedé bloqueado. ¡Cuánta generosidad! Un paisano que estaba ahí para vender sus golosinas nos hacía un regalo. Un paisano que no nadaba precisamente en la abundancia. Un paisano que llevaba el alma en la cara, un alma buena y generosa. El gesto nos dio mucho sentimiento.
Está demostrado: los que menos tienen te lo dan todo.
Algunas carreteras secundarias de argentinas son así.


Pinturas rupestres en "La cueva de las manos", patagonia argentina

Pájaro carpintero.