La llegada a Buenos Aires fue también correosa. De entrada,
el avión estuvo parado en la pista de Ezeiza una media hora esperando a que
quedara libre un “finger”, en el control de pasaportes no sé cómo lo hicimos
pero salimos los últimos, después el bus que nos llevó al centro de la ciudad
tardó más de dos horas. Sí, habéis leído bien, más de dos horas para 30 km. A
continuación, con las mochilas y el calorazo reinante, nos arrastramos por
las calles de BsAs hasta la estación de autobuses para tomar otro colectivo a Gualeguaychú,
ciudad fronteriza; recordad que la furgoneta estaba en Uruguay. De allí nos fuimos en taxi pirata a Fray Bentos, ciudad
donde estaba nuestra deseada "casa rodante", con frontera rápida de por medio.
Llegamos a la cochera donde estaba nuestro vehículo ya de noche. Contactamos
con la encargada del garaje para que lo abriera. Allí estaba la “Hippie”. Ahora
tocaba arrancarla para ir con ella a dormir a nuestro prado preferido junto al
río Uruguay; 3 km. Quitamos los plásticos que la cubrían, conectamos la
batería, le dimos a la llave de contacto y ….burruuum burruuuum….¡¡¡MOTOR EN
MARCHA!!! Conclusión: después de 48
horas de mucho aeropuerto y pocas horas de sueño llegamos a destino reventados.
Afortunadamente la furgo se portó de maravilla. Fue un momento mágico,
reencontrarte con el vehículo que será tu casa durante cuatro meses. Todas las
durezas del viaje pasaron al cajón del olvido y entramos en estado de
euforia/subidón.
All the best from Chris and Veronika . With love
ResponderEliminarThanks for the message. All The best.
EliminarSí señor, ¡ eso es una furgoneta como dios manda ! ¡ Y qué buena pinta tiene ese prado o playa ! Huelo desde aquí la tranquilidad.
ResponderEliminarDespués de oler las mieles de vuestro idílico viaje, vuelvo a mi realidad consistente en hacer una maletita para mañana estar en el puerto a las 6.45 de la mañana y encontrarme allí con otros profes y 25 alumnos. Barco y autobús a Madrid y de vuelta el domingo. ¡Otra modalidad de viaje! Ya os contaré.Besos.