miércoles, 6 de enero de 2021

51 LOS CABOS

Nuestro hotel en Cabo San Lucas.

Hay dos localidades del sur de Baja California que capitalizan el grueso del turismo de la zona, son Cabo San Lucas y San José del Cabo. Comparten un único municipio bajo el nombre de "Los Cabos". Hay un aeropuerto internacional al que arriban miles y miles de turistas estadounidenses y canadienses. No podemos decir cómo estaba la zona en tiempos anteriores a la pandemia, pero ahora, durante las horas del atardecer, el paseo marítimo se llena a tope. El esquema es exactamente el mismo que se ve en la costa Azul, Marbella o Bali: marina, yates a tutiplén, algunos con helicóptero, tiendas caras, grandes y lujosos hoteles, restaurantes de todo tipo y múltiples modalidades para dilapidar el dinero como: motos acuáticas, paseos en lancha, pesca deportiva, avistamiento de ballenas, nadar junto al tiburón ballena, ....
Nosotros nos quedamos en un pequeño hotel en una zona nada turística de Cabo San Lucas. Justo enfrente había una carpintería. Teníamos una pequeña reparación pendiente en la furgoneta; colocar unos soportes para los cinturones de seguridad traseros. Para ello necesitábamos un taladro y una remachadora. Nos acercamos allí y nos recibió un señor mayor muy amable, resultando que tenía ambas herramientas. Nos dijo:
-No hace falta que traigan aquí el vehículo, llévense los útiles.
Nos quedamos trabajando un par de horas y el hombre apareció para comprobar que la máquina que nos había prestado tenía batería todavía. Se preocupaba por nuestro bienestar.
Acabamos la tarea y fuimos a devolver el taladro y la remachadora.
-Muchas gracias, ¿Cuánto le debemos?
-No, por favor, no me deben nada.
Le dimos las gracias con mucha efusión, le regalamos un paquete de frijoles refritos que teníamos por la "Hippie" y tras un rato de conversación contando las líneas generales de nuestro viaje, nos despedimos, y él nos dijo:
-Que Dios los acompañe.
Esa frase me dio un sentimiento intenso, me transportó a los saludos o despedidas que se acostumbraban en España hace lustros, palabras de afecto sincero que ya no se usan, muy a mi pesar.
Al día siguiente tuvimos más trabajo mecánico. Una de las luces traseras del freno no funcionaba. Cambiamos la bombilla por la que llevábamos de repuesto, y seguía sin funcionar. Tocaba revisar fusibles, cables, conectores, casquillo, ... Más de una hora de frustraciones. Al final acudimos de nuevo al abuelo y éste nos prestó un rudimentario "tester" que nos solucionó el rompecabezas. Pudimos comprobar que la corriente llegaba a donde tenía que llegar, lo cual significaba que nuestras dos bombillas estaban fundidas, aunque aparentemente los filamentos estaban bien ¡maldita ley de murphy!. Compramos una bombilla nueva en la tienda de repuestos de la esquina y, avería solucionada.
De nuevo charla, agradecimientos y despedida afectuosa con los carpinteros, padre e hijo, a la hora de devolver el útil. Da gusto encontrar gente así por el camino.

Gran despliegue para cambiar una bombilla del piloto trasero.
Jugando a las palas con Estrella, vendedora de alebrijes, figuritas de animales hechas de papel, cartón o madera, que acompañan a los muertos.

Monumento a Jacques Cousteau en el paseo marítimo de La Paz. Biólogo y oceanógrafo francés, realizó muchas expediciones en el Mar de Cortés.

Cartel para evitar estafas. Hay "listos" que intentan vender propiedades ajenas.

Atardecer en La Paz, capital de Baja California Sur


No hay comentarios:

Publicar un comentario