| Ese de la izquierda es el "Joshua Tree" |
22 octubre 2025
El viaje en coche propiamente dicho comenzó con una visita
al parque nacional “Joshua Tree”, ya lo conocíamos del viaje a Alaska, pero
como estaba a mano, no dudamos en pernoctar ahí. El lugar es muy bonito, con
grupos de rocas por todos los lados y vegetación de tierras áridas donde
destacan los árboles llamados "Joshua Tree". Noche tranquila. La vía láctea se veía con claridad.
No lo teníamos previsto, pero como vimos que teníamos muchos
días por delante y que la ciudad de Las Vegas estaba cerca, decidimos
acercarnos a la ciudad de los casinos y del horterismo concentrado; no deja de
ser entretenido darse un paseo por los hotelazos/casinos de esta urbe de
película. Además, los hoteles son baratos, parece una estrategia para atraer a
clientes y que caigan en la tentación de jugar a la ruleta. Allí vimos mucha
gente perdiendo dinero en las máquinas tragaperras, ruletas, black jack, etc.
| Hay un tren que va desde Williams, 100 km al sur, hasta el Cañón del Colorado; muy usado por los turistas. |
| Alce pasando por nuestro camping en el Cañón del Colorado |
26 octubre 2025
Siguiente parada, el Cañón del Colorado. Era la tercera vez
que lo visitábamos, la primera en 1995 con Luisito de 6 meses, la segunda en el
viaje a Alaska (2023). No nos decepcionó pese a que el tiempo no acompañó; hay
muchas posibilidades de paseos, desplazamientos en buses del parque, gratuitos,
y muchos miradores. El sendero estrella del parque es uno que te lleva al fondo
del cañón, 1.500 metros de desnivel. Nosotros recorrimos hacia abajo una parte,
como un kilómetro, y regresamos. Había mucho público por esa ruta. La vida en
el campground era muy entretenida: nuestro vecino de acampada era un señor
mayor con una furgoneta Volkswagen T1 de los años 60, era su cumpleaños y había
reunido a una hija con sus nietas y otros familiares; todos los años convocaba
a su familia para celebrar su aniversario, ya era una tradición familiar. Por
las noches hacía fuego y nos daba envidia. Nosotros también conseguimos hacer
fuego, pese a que la leña estaba húmeda, y cenar una carne a la barbacoa,
Luisito y yo nos dedicábamos a “robar” leña de los fuegos extinguidos de otros
campistas que ya se habían marchado y dejaban los restos de madera allí;
conseguimos juntar un buen montón de leña para la última noche, pero como no
teníamos astillas para iniciar el fuego, le pedimos ayuda al señor de la
Volkswagen, quien vino con gasolina y encendió la hoguera en un periquete. En
una charla a la que me apunté, el “ranger” dijo que el Gran Cañón del Colorado
se ve desde el espacio claramente, aparece como una cicatriz en la superficie terrestre.
Otra anécdota: una noche, intentando avivar el fuego meto la cabeza cerca de
las brasas para soplar y al apoyarme en el aro metálico que rodea el fuego, me
quemo la mano, me voy de cara contra las brasas, me apoyo la mano en las brasas
para salvar mi cara, y me doy un golpe/quemadura en una rodilla con el aro de
hierro. Manos mal que Alegría me agarró de la chaqueta y tiró de mí para evitar
el aterrizaje en la hoguera. Resultado: quemadura con ampolla en un dedo de la
mano y en una rodilla. El dolor me hizo gritar mucho, pero también me reí, al
igual que mis compañeros de viaje, que se alegran del mal ajeno.
| Este señor tiene la costumbre de venir al cañón cada cumpleaños convocando a su familia. Tuvimos estupendas conversaciones con él. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario