domingo, 26 de octubre de 2025

84 El Gran Cañón del Colorado

Ese de la izquierda es el "Joshua Tree"

 



22 octubre 2025

El viaje en coche propiamente dicho comenzó con una visita al parque nacional “Joshua Tree”, ya lo conocíamos del viaje a Alaska, pero como estaba a mano, no dudamos en pernoctar ahí. El lugar es muy bonito, con grupos de rocas por todos los lados y vegetación de tierras áridas donde destacan los árboles llamados "Joshua Tree". Noche tranquila. La vía láctea se veía con claridad.

No lo teníamos previsto, pero como vimos que teníamos muchos días por delante y que la ciudad de Las Vegas estaba cerca, decidimos acercarnos a la ciudad de los casinos y del horterismo concentrado; no deja de ser entretenido darse un paseo por los hotelazos/casinos de esta urbe de película. Además, los hoteles son baratos, parece una estrategia para atraer a clientes y que caigan en la tentación de jugar a la ruleta. Allí vimos mucha gente perdiendo dinero en las máquinas tragaperras, ruletas, black jack, etc.

Hay un tren que va desde Williams, 100 km al sur, hasta el Cañón del Colorado; muy usado por los turistas.

Alce pasando por nuestro camping en el Cañón del Colorado

26 octubre 2025

Siguiente parada, el Cañón del Colorado. Era la tercera vez que lo visitábamos, la primera en 1995 con Luisito de 6 meses, la segunda en el viaje a Alaska (2023). No nos decepcionó pese a que el tiempo no acompañó; hay muchas posibilidades de paseos, desplazamientos en buses del parque, gratuitos, y muchos miradores. El sendero estrella del parque es uno que te lleva al fondo del cañón, 1.500 metros de desnivel. Nosotros recorrimos hacia abajo una parte, como un kilómetro, y regresamos. Había mucho público por esa ruta. La vida en el campground era muy entretenida: nuestro vecino de acampada era un señor mayor con una furgoneta Volkswagen T1 de los años 60, era su cumpleaños y había reunido a una hija con sus nietas y otros familiares; todos los años convocaba a su familia para celebrar su aniversario, ya era una tradición familiar. Por las noches hacía fuego y nos daba envidia. Nosotros también conseguimos hacer fuego, pese a que la leña estaba húmeda, y cenar una carne a la barbacoa, Luisito y yo nos dedicábamos a “robar” leña de los fuegos extinguidos de otros campistas que ya se habían marchado y dejaban los restos de madera allí; conseguimos juntar un buen montón de leña para la última noche, pero como no teníamos astillas para iniciar el fuego, le pedimos ayuda al señor de la Volkswagen, quien vino con gasolina y encendió la hoguera en un periquete. En una charla a la que me apunté, el “ranger” dijo que el Gran Cañón del Colorado se ve desde el espacio claramente, aparece como una cicatriz en la superficie terrestre. Otra anécdota: una noche, intentando avivar el fuego meto la cabeza cerca de las brasas para soplar y al apoyarme en el aro metálico que rodea el fuego, me quemo la mano, me voy de cara contra las brasas, me apoyo la mano en las brasas para salvar mi cara, y me doy un golpe/quemadura en una rodilla con el aro de hierro. Manos mal que Alegría me agarró de la chaqueta y tiró de mí para evitar el aterrizaje en la hoguera. Resultado: quemadura con ampolla en un dedo de la mano y en una rodilla. El dolor me hizo gritar mucho, pero también me reí, al igual que mis compañeros de viaje, que se alegran del mal ajeno.

Este señor tiene la costumbre de venir al cañón cada cumpleaños convocando a su familia. Tuvimos estupendas conversaciones con él.


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